Este libro trata de las relaciones internacionales en los siglos XVI y XVII y del papel jugado como mediador entre el Sacro Imperio Romano Germánico y la monarquía española por la primera figura eclesiástica del Sacro Imperio, el arzobispo de Maguncia. Privilegia la perspectiva de la monarquía para demostrar que, contrariamente a ciertas ideas preconcebidas, los vínculos familiares y las cuestiones religiosas no son tan primordiales. Las lógicas particulares tienden a imponerse y definen nuevas formas de acción en un contexto de guerra.