El concepto de laicidad no puede ser rígido ni cerrado, si no que debe permanecer abierto a cambios que se producen en la configuración de la sociedad en función de su evolución cultural, social y religiosa. Después de analizar las jurisprudencias de diferentes instancias judiciales del Estado español y del Estado francés con relación al principio de laicidad, se ha podido comprobar en el libro, que por encima de las calificaciones formales, aún siendo estas importantes, lo que realmente importa es la realidad de las relaciones entre el poder político y el poder religioso de un Estado.