Esta obra muestra la difícil tarea de entresacar lo más sobresaliente, noble y digno de la vida de un gran hombre como don Severo, cuya estatura científica y moral alcanzó las más altas cimas del género humano, pues en él se conjuntaron grandeza y sencillez, sabiduría y humanidad. Como un imponente pico aislado en las abruptas cumbres de sus queridas montañas asturianas, así emerge su gallarda y señorial figura de hombre sabio y bueno en la segunda mitad de nuestro siglo, una de las épocas más brillantes de la moderna biología, en la que a él le cupo en suerte vivir y en la que fue, sin duda, indiscutible pionero en casi todos sus frentes.