El libro del Dr. Polo es una obra escrita desde la pasión por aprender, que solicita del lector la misma empatía, al tiempo que le propone un viaje iniciático por los sótanos y laberintos del edificio de la gramática. Pero en el caso de Salvador Fernández Ramírez la gramática es el hombre, materia viva, pura dynamis, ajena a los encorsetamientos terminológicos y al margen de cualquier juego de artificio que, en aras de una metodología pseudocientífica (también en la gramática hay exceso de -ismos), cercena la mirada más limpia, la más preclara, la de la intuición.
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