La vida es un viaje que comienza todos los días, un viaje que se repite en sí mismo, en su fatalidad, en su dolor, en su grandeza... y que acaba con la muerte...o no, que se transforma en felicidad por haber superado la meta del destino. El destino que parece nos reserva a los seres humanos la dicha de consumir cualquier cosa, criada o producida en un rincón perdido del Planeta, sin movernos, y nos encorseta a tragar siempre los mismos polvos, anclados, como estatuas, al terruño. Sólo los seres más valientes viajan traspasando las fronteras que otros construyeron.