Este libro nació de la idea de comparar el "DCEC, Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana" (1954) de Joan Corominas, y el "DECH, Diccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana e Hispánica" (1980) de Joan Corominas y José Antonio Pascual. La experiencia de cualquier usuario de obras lexicográficas es que a menudo las nuevas ediciones de un diccionario, supuestamente mejoradas y ampliadas, resultan decepcionantes, en tanto que su intención parece revelarse más próxima a la maniobra comercial que al interés científico por perfeccionar un trabajo.