la mar
-herida de cuidado-
busca vendarse
de horizonte
y accede a desplomarse
en mi ventana
entregando el alma
en espumado azogue
un claro desafío lunar
destruye archivos sin
razón alguna
-la huella de mis pies
sobre la orilla-
arriba al fondo
arquea la barranca
cardones empenados
en calma
las lisas se adormecen
por savia diluida
al sereno de
la torsión lumbar
la luz de un ladrido
intermitente
inaugura la tierna
barbarie de tus besos