La toponimia es una disciplina cuya problemática se la han repartido la lingüística, la geografía, la historia, la botánica, la arqueología..., pero ninguna con más "derecho" que la lingüística, como perspectiva que trata de explicar una parcela del léxico de un lugar, de una región, de una lengua. Los españoles llegados a las islas se encontraron con una lengua ya formada y tuvieron que adaptar su lengua constituyendo una terminología toponímica llena de "canarismos" que la hicieron verdaderamente singular.