La Vida de Pedro Saputo (1844), de Braulio Foz, viene siendo
objeto de valoraciones cada día más entusiastas que
enfatizan su entidad de obra representativa de las letras
aragonesas y su posición privilegiada en la historia de
la novela española del siglo XIX. La óptica con que capta la
sociedad rural aragonesa supera en muchas ocasiones los
estereotipos costumbristas y se adelanta al realismo urbano
de Galdós. Las cronopiescas aventuras de su héroe en tierras
oscenses configuran una cosmovisión narrativa mítica
y desrealizada que aúna lo extraño romántico con el realismo
mágico de algunas grandes novelas contemporáneas.