Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no sólo han contribuido al progreso y avance de las sociedades. Nuevas formas de discriminación social-digital emergen con la incorporación de las TIC que quedan identificadas a partir de la brecha digital que, desde un enfoque de género, visibiliza nuevos contextos de desigualdad entre mujeres y hombres en la Sociedad de la Información.
La transferencia de la cultura patriarcal del mundo no virtual al mundo virtual sustenta la seguridad de proseguir con una socialización diferencial transmisora de estereotipos y roles de género en la red. La diversificación de los usos que chicos y chicas hacen de las TIC e Internet responde a una realidad social-digital diferenciada por el género. Cuestionar si las nuevas tecnologías son neutras al sexo, o si por el contrario, siguen siendo construidas bajo una mirada androcéntrica despierta la motivación por querer comprender por qué las mujeres siguen situándose en posiciones más desfavorables en la red. Hombres y mujeres acceden a Internet con la intención de ejecutar actividades propias de lo masculino o de lo femenino, apreciándose como las transmisiones de normas y códigos culturales diferenciados por razón de género toman parte de los procesos de decisión de los usos que hacen de Internet.
