
Eider de Dios, autora del libro “Sirvienta, empleada, trabajadora de hogar. Género, clase e identidad en el Franquismo y la Transición a través del servicio doméstico (1939-1995)”, Premio Nacional de Edición Universitaria a la Mejor Monografía en Ciencias Jurídicas y Sociales, nos habla en esta entrevista de la obra premiada.
El jurado ha considerado esta obra, publicada por la Universidad de Málaga, como “un buen estudio de género y clase sobre el Franquismo y la Transición, que destaca por una buena elección del tema”.
P. ¿Qué supone este reconocimiento?
R. Supone un verdadero espaldarazo a mi trabajo y al de la editorial de la Universidad de Málaga por haber elegido mi trabajo primero para ser publicado y luego para representarla en los premios UNE. La obra premiada ha sido fruto de largos años de trabajo e investigación que ha coincidido con una etapa en la que los organismos públicos han reducido sus presupuestos para investigación, especialmente en Ciencias Sociales por considerarlas “poco productivas”. Con ello quiero mostrar que el esfuerzo ha sido aún mayor ya que a mí, como a muchas/os otras/os investigadoras/es, nos ha tocado remar a contracorriente y defender nuestras investigaciones con rigor científico y con una tenacidad de militantes de las Ciencias Sociales y Humanidades.
P. ¿Qué otros aspectos podrían destacarse de la obra?
R. Esta obra recoge la historia del servicio doméstico y de sus trabajadoras desde el final de la Guerra Civil hasta prácticamente nuestros días. Refleja cómo en el período republicano se consiguió, aunque con restricciones, que el estatus de las trabajadoras de hogar fuera igualado al del resto de trabajadores/es y cómo en el franquismo esta igualación fue truncada. La dictadura quiso alejar al servicio doméstico de todo carácter contractual y dejarlo a la libre disposición de las familias, familias que se iban a ocupar de la reeducación de estas mujeres, vinculadas por su pertenencia a las clases más humildes de la sociedad con las/os perdedores/as de la Guerra Civil.
Durante el segundo franquismo, las mujeres del servicio doméstico comenzaron a reivindicar mejoras laborales y esta lucha estuvo capitaneada por la JOC, una organización a la que a menudo no se le otorga la importancia política que tuvo en este país.
A pesar de la dureza de este trabajo, no podemos considerarlo de una manera exclusivamente negativa ya que el servicio doméstico era la vía para muchas mujeres de emigrar a la ciudad, y así mejorar sus perspectivas de juventud y convertirse en chicas modernas.
A partir de los sesenta, el servicio comenzó a verse como algo más parecido a un trabajo y eso se hizo a partir del incremento del número de interinas, es decir, de trabajadoras por horas. Parecía que una vez acabada la dictadura las condiciones de estas trabajadoras iban a mejorar pero no fue así, o no del todo. El Régimen Especial de la Seguridad Social de 1985 las posicionaba en un régimen laboral discriminatorio que, entre otras cosas, carecía de prestación por desempleo y donde la baja por enfermedad empezaba a cobrarse a partir del vigesimonoveno día.
Fue a partir del establecimiento de este régimen cuando se empezaron a formalizar asociaciones de trabajadoras de hogar desde una perspectiva feminista, debían luchar por la igualación y por la abolición de dicho régimen. La lucha continuó con las auxiliares domiciliarias que fueron contratadas de manera alegal por muchos ayuntamientos, y continúa hoy en día por unión de asociaciones que forman la Plataforma No a la enmienda 6777.
Esta enmienda pospone hasta enero de 2024 la equiparación del sistema de cotización de las trabajadoras de hogar al régimen general de la Seguridad Social, cuya entrada en vigor estaba prevista para el pasado 1 de enero. Esta lucha encabezada por mujeres locales y por supuesto migradas, simboliza más que ninguna otra, la lucha por la igualdad.
P. ¿Cuál es la principal aportación de este libro a su ámbito de conocimiento?
R. Junto a otras historiadoras que habían estudiado el servicio doméstico en otras etapas históricas, creo que hemos conseguido que el servicio doméstico y el trabajo de cuidados empiece a considerarse en este país, como lleva décadas haciéndose en otros países, un elemento historizable, algo sobre lo que merece que se estudie su historia.
Pero sobre todo, creo que el mérito de mi trabajo es que no solo utiliza el servicio doméstico como un objeto de estudio, sino que demuestra cómo se puede estudiar la historia a través del servicio doméstico. El servicio es una pieza imprescindible para analizar cómo en cada momento histórico se interpretan las relaciones de poder y las relaciones sociales, haciendo un recorrido desde lo particular, lo privado hacia lo público y político. Y todo ello no podría haberlo llevado a cabo sin el apoyo de todas las mujeres que han compartido conmigo su experiencia.

P. ¿Qué impacto científico, cultural y social ha tenido la publicación de este trabajo?
R. Esta pregunta resulta muy complicada. Creo que la respuesta más sencilla sería decir que el impacto ha sido muy positivo ya que precisamente estoy respondiendo a estas preguntas a partir de un premio, pero querría matizar algunas cuestiones.
Sí que es cierto que ha habido algunos medios de comunicación que se han interesado por la obra. Sin embargo, también es cierto que, salvo excepciones, esa inmediatez que se les exige a los medios de comunicación hace que las/os periodistas se sientan poco o nada atraídos por un libro de historia, a pesar de que se trate, como en este caso, de una obra de historia actual y realizada desde una perspectiva multidisciplinar.
Hago esta crítica porque creo que esa necesidad de lo inmediato y el ahora nos empobrece como sociedad. Por todo ello, me ha hecho especial ilusión la buena acogida que ha tenido el libro entre las asociaciones de trabajadoras de hogar. Está claro que ellas son a las que más les interesa el presente de su situación, sin embargo, en un libro de historia y sobre todo a partir de sus compañeras de más edad han conocido cómo ha sido la dura pero interesantísima lucha de las trabajadoras de hogar en este país y han podido compartir experiencias con sus predecesoras. Porque al fin y al cabo, en una sociedad que construye etiquetas para diferenciarnos entre las personas, es positivo la creación de puentes.
Existen muchos puntos en común entre las mujeres que emigraron para servir en las grandes ciudades durante los cincuenta y sesenta, que lo hacían en régimen interno, y las inmigrantes extracomunitarias que lo hacen ahora. Las primeras tuvieron que hacer frente a ser mujeres trabajadoras en una cruenta dictadura que no sólo restringía el trabajo remunerado de las mujeres sino que lo invisibilizaba, y que, a pesar de ser el trabajo femenino más común en el medio urbano, era denostado.
Muchas de estas mujeres tuvieron que luchar por una igualación con el resto de trabajos, una igualación que nunca se dio ni siquiera en democracia. Los gobiernos de la transición, entendida ésta bajo una cronología amplia, no quisieron escuchar estas demandas, no les interesaba tener un sector feminizado igualado al resto de sectores laborales. Antes al contrario, prefirieron mantener esa discriminación porque por primera vez en España las/os hijas/os de esas trabajadoras de hogar podían tener interinas y ello sólo podía hacerse bajo unas condiciones laborales muy diferenciadas pero de esta manera se consolidaría mejor la idea de la amplia clase media.
Esa clase media no se correspondía con una realidad económica, sino con un sentimiento y símbolos de clase, y uno de esos símbolos era tener una asistenta. Las mujeres migradas de hoy en día tienen que hacer frente a una sociedad de acogida, que por lo general, se cree con más derechos que ellas y que sigue negando su pasado y una igualdad laboral y asistencial que como trabajadoras les corresponde.

P. Tras la elaboración de toda obra siempre hay una intrahistoria que en ocasiones merece la pena difundir también. ¿Qué deberían conocer los lectores sobre la obra que ha sido premiada?
R. Bueno, creo que en primer lugar tendrían que acercarse a la obra y leerla, creo que así se darán cuenta de cómo es relevante el servicio doméstico y cómo nos puede explicar miles de cosas sobre la sociedad que estudiamos. Y a su vez cómo los libros de historia no tienen por qué ser aburridos, a pesar de que reúnan como en este caso, numerosas fuentes documentales, hemerográficas y orales.
En segundo lugar, quisiera que supieran que esta obra es el resultado de un arduo trabajo. Me resulta curioso cómo el jurado del premio señaló que mi obra destacaba por la elección del tema. El tema lo tuve claro desde un primer momento, desde ese instante tuve que hacer una defensa constante de la adecuación del tema.
Algunas/os compañeras/os me han venido a decir algo así como que era lógico que me dieran un premio con el tema que había elegido, pero es todo lo contrario. Tuve que defender que el servicio doméstico se tenía que estudiar y es algo con lo que sigo luchando.
Está claro que no estamos en Hungría y que la historia de género no está prohibida en la universidad y que hay muchas universidades españolas que están haciendo un gran esfuerzo por incorporar la perspectiva de género en el aula. Sin embargo, en el día a día investigadoras/es como yo nos tenemos que dar de bruces con dinosaurios académicos que cuestionan la perspectiva de género y que estudiar a las “chachas” sea objeto de interés científico o social.
Como orgullosa nieta de una modista y de una trabajadora de hogar, feminista y miembro del precariato universitario seguiré pensando lo necesario que es estudiar este tipo de temáticas.
Así que el camino ha sido muy complejo y no podía haberlo hecho sin el apoyo de mi familia, de mis tutoras Mercedes Arbaiza y Miren Llona que me introdujeron en la Historia de Género y en la Historia Oral respectivamente, sin el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga que creyó en mí y sobre todo, sin las mujeres que han querido compartir su historia conmigo.
P. ¿Qué otros premios ha recibido este trabajo?
R. El IX Premio Miguel Artola para Tesis Doctorales en Historia Contemporánea y el XXVII Premio Internacional de Investigación Victoria Kent, por la adaptación de la tesis.
Datos de la autora y contacto:https://www.experienciamoderna.com/es/quienes-somos/16-eider-de-dios
Otras entrevistas con la autora
- Las sirvientas se valieron del prejuicio para huir de la represión franquista (Pikara Magazine)
- Ayudó a formar la identidad de las mujeres trabajadoras (Universidad del País Vasco)