Meritxell Anton Maynadé, directora de Ediciones Universidad de Barcelona, nos habla en esta entrevista de “La ciencia en la literatura. Un viaje por la historia de la ciencia vista por escritores de todos los tiempos”, Premio Nacional de Edición Universitaria a la Mejor obra de divulgación científica.
El jurado ha premiado esta obra “por ser un tema clásico en estudios sobre sociología de la ciencia pero poco conocido del gran público”.
P. ¿Qué supone este reconocimiento?
R. Un reconocimiento especial a la colección Catálisis, iniciada en 2007 bajo la dirección de David Bueno con el objetivo de fomentar el acceso a la cultura científica de un público amplio, tanto de especialistas como de no especialistas. Esta colección cumple una importante función de socialización del conocimiento, porque pone al alcance de los lectores, con rigor y amenidad, la investigación que se lleva a cabo en el ámbito universitario.
P. ¿Qué otros aspectos podrían destacarse de la obra, además de los subrayados por el jurado?
R. La originalidad de su planteamiento y la profundidad con que abarca un enfoque multidisciplinar hasta ahora inédito, esto es, el análisis del contexto científico que no solo enriquece la lectura de grandes obras de la literatura universal y de autores menos conocidos, sino que ofrece una panorámica amplia de la historia de la ciencia a través de la lectura directa de los textos literarios. De Homero a Italo Calvino, pasando por Montaigne, Cervantes o Goethe, o por los grandes literatos rusos y los poetas del siglo XX (por destacar, solo, algunos de los más de 600 nombres que aparecen), la obra de Xavier Duran arroja luz con un prisma distinto y novedoso sobre la investigación científica y sus avances y retrocesos –así como los debates éticos que de ello se derivan– a lo largo de la historia de la humanidad.
P. ¿Cuál es la principal aportación de este libro a su ámbito de conocimiento?
R. Ofrece un panorama literario muy amplio, de los orígenes a la actualidad, que abarca casi treinta siglos. Dado que la relación entre la ciencia y la literatura es un aspecto poco conocido –a pesar de que en las últimas décadas ha sido objeto de muchos estudios, sobre todo en el ámbito anglosajón–, el autor ha sabido contextualizar de manera amena y a la vez rigurosa el entorno científico, social y cultural para explicar la influencia de la ciencia en un escritor o en una obra determinada. Estructurado cronológicamente, el libro no renuncia a seguir un hilo temático cuando conviene: por ejemplo, cuando se habla de las teorías geocéntrica y heliocéntrica o cuando se expone la evolución de la medicina entre los siglos XV y XVIII, se menciona a Shakespeare, un autor que se refirió a menudo a la astronomía y la medicina en sus obras. Si bien repasa de manera exhaustiva la literatura anglosajona, Duran también se detiene en autores y obras de otras tradiciones occidentales, como la española y la latinoamericana, la francesa, la catalana, la italiana, la portuguesa, la alemana y la rusa.
P. ¿Qué impacto científico, cultural y social ha tenido la publicación de este trabajo?
R. Se han publicado diferentes reseñas y artículos en medios de comunicación que han contribuido a plantear la necesidad de establecer vasos comunicantes entre ciencia y literatura. Asimismo, esa nueva mirada que nos propone el libro ha sido bien acogida tanto entre historiadores de la ciencia como entre estudiosos de la literatura, mostrándose a la vez como una obra interesante para el público lector en general. Se han llevado a cabo varias presentaciones del libro, en distintas librerías y espacios culturales, y en todas ellas han acudido lectores anónimos y apasionados que formulaban preguntas o comentaban distintas cuestiones, algo siempre muy gratificante para el editor.
P. Tras la elaboración de toda obra siempre hay una intrahistoria que en ocasiones merece la pena difundir también. ¿Qué deberían conocer los lectores sobre la obra que ha sido premiada?
R. Hace algo más de 30 años, leyendo un libro de historia de la química, Xavier Duran encontró la primera referencia a una novela de Goethe que no conocía, Las afinidades electivas. El autor de esa referencia, David Knight, incluía un esquema en el que comparaba el argumento de la historia, muy simplificado, con una reacción química. Las moléculas eran parejas de elementos y reaccionaban porque algunos tenían más afinidad entre ellos. Los enlaces se rompían y se restablecían entre elementos distintos, las parejas se deshacían y se formaban de nuevo con otros personajes. Para él ese fue el punto de partida de una pasión. Leyó la novela y subrayó las referencias directas a la química que el mismo Goethe utilizaba para explicar ciertas relaciones humanas. Y aún más: profundizó en la trayectoria del literato alemán y vio que él mismo se consideraba más científico que hombre de letras. A partir de ahí, buscó otras referencias científicas en la literatura: de vez en cuando, encontraba una metáfora o un comentario en poemas o relatos dispersos y, gracias a su voracidad lectora, se fue percatando de que ese campo era tan vasto como apasionantemente fructífero. Lo que empezó siendo una búsqueda aparentemente anecdótica pasó a ser la reflexión sobre una interacción fecunda que unía sus dos grandes pasiones: la ciencia y la literatura. Una gran afinidad electiva, como vemos.
P. ¿Qué otros galardones ha recibido la obra?
R. La versión catalana resultó premiada con el Premio Crítica “Serra d’Or” en la categoría de investigación (ciencia).
Contacto con el autor:
Algunas entrevistas, charlas, conferencias del autor:
- https://www.ccma.cat/video/embed/5595953/
- https://editora.beteve.cat/terricoles/xavier-duran/
- Recorrer la historia de la ciencia a lomos de la literatura