El director de Publicaciones de la Universidade de Santiago de Compostela, nos habla en esta entrevista de “Na procura da noite. Fotografando o ceo nocturno”, Premio Nacional de Edición Universitaria a la Mejor edición digital y multimedia.
El jurado ha premiado esta obra porque “el soporte digital es adecuado a la difusión de los contenidos visuales de esta obra en la que los investigadores realizan una aproximación al tema, sin dejar de lado la belleza de las imágenes”.
P. ¿Qué supone este reconocimiento?
R. Sobre todo una importante inyección de moral para el trabajo, complejo pero fluido y entusiasta, de un equipo (coordinadores, fotógrafos, diseñadores y editores), que, con muy bajo presupuesto pero un objetivo muy claro, vencieron un montón de dificultades para ejecutar un proyecto en el que todos creyeron. En definitiva, es un reconocimiento en sí a la Universidad de Santiago, en cuanto institución capaz de interconectar tantas sensibilidades.
P. Además de los subrayados por el jurado, ¿qué otros aspectos podrían destacarse de la obra?
R. Yo destacaría dos: la confluencia de intereses dispares en un proyecto común y, desde el punto de vista de su ejecución, la elegancia. A todos nos ha satisfecho profundamente que en un producto, como digo de presupuesto muy bajo, el jurado haya percibido la oferta de unos contenidos visuales únicos en la que la belleza de las imágenes se sobrepone a la sofisticación técnica del soporte. Quiero con esto decir que, tanto en la edición convencional como en la digital, el Leitmotiv del minimalismo, less is more, funciona siempre.
P. ¿Cuál es la principal aportación de este libro a su ámbito de conocimiento?
R. No se trata en este caso tanto de ámbito de conocimiento pues, en sí, la obra no es ni tiene, en principio, un carácter científico. La edición incorpora una colección de 94 fotos de nueve fotógrafos gallegos (Óscar Blanco, Ana García, Daniel Llamas, Daniel Lois, Alfredo Madrigal, Pablo M. Alemparte, Fernando Rey, Ángel R. Arós y Alba Rodríguez) que recogen, con extraordinario alarde de maestría técnica y lírica belleza, otras tantas instantáneas del cielo nocturno de Galicia de la mano, en palabras de los coordinadores da la obra (los profesores de la Facultad de Física Jorge Mira y Salvador Bará), «de un grupo de soñadores que, siendo sensibles al instinto ancestral de mirar al cielo, se lanzaron a la búsqueda de la noche para rescatar ese tesoro apagado por el despilfarro de luz artificial».
P. ¿Qué impacto científico, cultural y social ha tenido la publicación de este trabajo?
R.Hay en Galicia, y especialmente nucleado en la Universidad de Santiago, un grupo de investigadores sobre la luz muy preocupados por una forma de contaminación tal vez no tan evidente y brutal como la contaminación física del medioambiente pero que, pasando inadvertida es causante de infinidad de perjuicios: me refiero a la contaminación lumínica, que en las grandes metrópolis del planeta llega a límites intolerables. Este grupo de investigadores, del que forma parte señalada el profesor Salvador Bará (autor de un pequeño pero fantástico libro de divulgación científica que editamos en 2015 con el título E fixemos a luz! – ¡E hicimos la luz!), está específicamente empeñado en demostrar el alcance económico, social y ecológico de esta forma de contaminación para lo que, con el concurso de excepcionales profesionales de la fotografía, pretenden mostrar lo que el ser humano, en su ceguera hipertecnológica, se está perdiendo por haber perdido, entre otras muchos estímulos de la naturaleza, el arte de mirar; simplemente de mirar el cielo desde un lugar elevado una noche de verano para descubrir uno de los espectáculos más sobrecogedores que pueden contemplarse: el universo, ni más ni menos.
P. Tras la elaboración de toda obra siempre hay una intrahistoria que en ocasiones merece la pena difundirse también. ¿Hay algo más que deberían conocer los lectores sobre la obra que ha sido premiada?
R. Desde la inspiración original, el proyecto cambió mucho. Al final, el producto se concretó en nueve autores y un centenar de fotografías, de una preselección bastante mayor. Dejando de lado alguna foto de otros países, a todos nos gustó mucho el, por así decir, «ADN» netamente gallego de la obra (fotos, fotógrafos, coordinadores y editores), orientado a mostrar una cara prácticamente desconocida de un país, por lo demás, tan tópico, turístico y conocido en sus paisajes verdes y litorales como es Galicia. Por otra parte, la «cocina» del libro fue complicada especialmente para poner de acuerdo a nueve coautores en las condiciones de la cesión de derechos. Hasta el propio hecho de someter a la firma física diez copias del contrato entre autores trotamundos y que no paran quietos fue complicado… El diseño de la obra, la adaptación de los textos, los colores, el desarrollo de la interfaz fue también complejo pues era mucha gente opinando, y cada cual claro, con su legítimo y fundado criterio. Al fin, gracias a la magnífica intervención técnica de los diseñadores y maquetistas Fonso Vidal y José María Gairí, llegamos a un producto que contentó a todos, tal vez en su consciente sencillez, para dejar que las imágenes en sí exploten todo su potencial de fascinante belleza.
P. ¿Podríamos ver algunas imágenes?
R. Aquí les dejo una: Venus en Cabo Vilán (Camariñas, Costa da Morte, Galicia), 9 de marzo de 2017. Fotografía de Alba Rodríguez Mosquera, ©Alba Rodríguez Mosquera y USC, 2019.
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