Pío Baroja es uno de los escritores españoles más importantes de los últimos siglos.
El árbol de la ciencia es su novela por antonomasia, y principal abanderada de la generación del 98, a la que pertenecieron también autores clave de las letras españolas como Antonio Machado, Unamuno o Valle-Inclán.
Baroja se licenció en medicina. Sin embargo, ejerció la profesión durante un breve espacio de tiempo. La abandonó para dedicarse a su verdadera vocación: la literatura.
Individualista y pesimista declarado, manifestó simpatía por los ideales anarquistas en su juventud.
Más tarde, sin embargo, se mostró contrario a la segunda república española y a favor de la instauración de una dictadura militar.
Lo que sí acompañó a Pío Baroja a lo largo de toda su vida fue su marcado anticlericalismo.
Sus rasgos de personalidad y sus ideas, como vamos a mostrarte a continuación, están muy presentes en toda su obra.
El árbol de la ciencia
En El árbol de la ciencia Pío Baroja nos brinda un crudo retrato, no exento de crítica, de la sociedad española de principios del siglo XX.
De la mano de su taciturno y desorientado protagonista, Andrés Hurtado, recorremos en sus páginas los ambientes académicos y literarios del Madrid y la Valencia de la época.
El árbol de la ciencia supuso un símbolo de ruptura y una gran metáfora de la España de aquel entonces, que al igual que Hurtado se hallaba a la deriva tratando de encontrar un nuevo rumbo.
A su publicación, el país acababa de perder sus últimas colonias, y entre la sociedad empezaba a brotar un creciente inconformismo ante las clases gobernantes y la burguesía imperante.
Por ello, no es de extrañar, que la deriva filosófica y la búsqueda de sentido que articulan esta obra, la convirtieran en emblema de la generación del 98. Pues su espíritu queda en ella inmejorablemente plasmado.
Pero El árbol de la ciencia también nos habla de su autor, pues la novela posee marcados tintes autobiográficos.
Adentrarse en ella es hacerlo en el alma misma de Pío Baroja, es asomarse al nostálgico pesimismo y al existencialismo individualista que siempre caracterizaron su prospección intelectual.
La lucha por la vida
Pío Baroja escribió sobre todo novelas, pero también algunos ensayos, cuentos, poemas e incluso sus memorias.
Estas últimas se publicaron por entregas entre septiembre de 1942 y noviembre de 1943 bajo el título Desde la última vuelta del camino.
Él mismo aglutinó la mayor parte de su producción narrativa en trilogías y tetralogías.
Aunque algunas de estas agrupaciones fueron hechas claramente siguiendo un criterio temático, en otros casos no es tan fácil discernir los elementos comunes en ellas.
La lucha por la vida es una de las más significativas. Destaca en ella su novela La busca.
En esta historia el autor nos presenta a un personaje que emprende el éxodo rural para buscarse la vida en Madrid.
Manuel Alcázar pasa por diversos trabajos, pero su inestabilidad y sus fracasos a menudo favorecen su inclinación por el mundo de la delincuencia, como podemos comprobar también en los dos volúmenes publicados con posterioridad.
El darwiniano título de esta trilogía no es casual, pues está estrechamente vinculado a la concepción de la vida que tiene Baroja, según la cuál sólo sobreviven los más fuertes.
La vida fantástica
A menudo sus novelas ilustran viajes iniciáticos. Están protagonizadas por jóvenes que se sienten perdidos y tratan de hallar el sentido de la vida.
La idea de viaje interior suele quedar reforzada en ellas mediante el viaje exterior que emprenden los personajes.
Este rasgo lo encontramos asimismo en su trilogía La vida fantástica.
En Camino de perfección nuevamente el protagonista, Fernando Ossorio, se revela como un joven confuso y atormentado.
Este decide trasladarse desde Madrid hasta Levante con el fin de superar sus desequilibrios anímicos, recuperar su voluntad y retomar el contacto con la naturaleza.
Tierra Vasca
Tierra Vasca, su primera tetralogía, tiene también gran peso en su bibliografía.
Ambientada en la zona geográfica que le da nombre está protagonizada íntegramente por personajes vascos.
Engloba La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero y La leyenda de Juan de Alzate.
De entre todas ellas cabe destacar Zalacaín el aventurero, novela de acción y misterio escrita con una prosa ágil y desenvuelta que narra las aventuras del joven Zalacaín en el contexto de las guerras carlistas.
Esta fue llevada adaptada al cine por el director español Juan de Orduña en 1955. El propio Pío Baroja hace aparición en la película.
El pasado
El Pasado es otra de sus trilogías en las que toman gran fuerza la desilusión y el pesimismo, temas recurrentes en su obra.
Así, La feria de los discretos narra la historia de Quintín García Roelas, joven cordobés e idealista que sufre un gran desengaño al percatarse a lo largo de su experiencia de la mezquina naturaleza de la condición humana.
Las ciudades
En Las Ciudades, el contexto y los ideales políticos ganan protagonismo. Sin embargo, una vez más, Baroja pone el principal foco en la decepción, en el choque entre las expectativas vitales y la realidad.
En César o nada, César Moncada trata de llevar a cabo su proyecto político en un pueblo zamorano. Mediante el autoritarismo, pretende conducir a España por la senda de la virtud, y alejarla del caciquismo, la desigualdad y la desproporcionada influencia de la Iglesia.
De nuevo, su protagonista se topa con una realidad mucho menos amable que la proyectada por sus ideales y su imaginación. Con una sociedad sumida en la abulia y la falta de voluntad, que conducirán sus aspiraciones al fracaso.
El mar
El mar es su segunda tetralogía, y acoge, entre otros, Las inquietudes de Shanti Andía. Pero en esta ocasión, su personaje principal no es un joven que mira hacia el futuro en busca de su camino.
Shanti Andía es ya un anciano que narra sus memorias, desde la primera infancia hasta los días presentes. Estas están estrechamente relacionadas con el mar, con su atractivo peligro y su inmensa poesía.
Publicó este libro en 1911, a la edad de 39 años. Ese mismo año también vio la luz El árbol de la ciencia, que completaría la trilogía La raza y sería, sin duda, su gran novela. La que acabaría de catapultar su nombre a lo más alto de la Literatura española de todos los tiempos.
Por entonces ya contaba con una exitosa y prolífera carrea literaria, tenía más de una decena de títulos a sus espaldas.
Entre sus obras maduras encontramos no menos interesantes títulos, como Los amores tardíos o Las noches del Buen Retiro.
Pío Baroja falleció el 30 de octubre de 1956. Su obra póstuma, Los caprichos de la suerte, fue hallada y publicada por su sobrino nieto Caro-Pío Baroja. Esta cierra la trilogía que el escritor vasco dedicó a la Guerra Civil española.
Y hasta aquí nuestro post de hoy. Esperamos que os haya sido de utilidad para repasar la interesante bibliografía de este imprescindible.
¡Te esperamos en nuestro próximo post!