En Ángel e infancia se presenta la tesis según la cual el Ensayo acerca del entendimiento humano del inglés John Locke defiende una visión de la persona que es el resultado de una ruptura imposible de concluir y, por lo tanto, saturada de tensiones con ?la lengua materna?, con lo animal, la infancia y las ?anomalías? humanas. El Ensayo presenta, dentro de su teoría de la personalidad, una comprensión de ?lo femenino? que permite establecer una polaridad: lo personal es el polo en el que se concentran, en contradicción con ?lo femenino? o ?maternal?, las virtudes necesarias para la vida común. También, en este libro se realiza una detallada explicación de la crítica lockeana del lenguaje teológico, la cual está relacionada con su ruptura con la lengua femenina, con el consecuente abandono de la infancia y la superación de la animalidad. La persona es, según esto, quien rompe con los límites de todo lo que se estima bajo o terrenal y se eleva sobre el polvo sin llegar, eso sí, a ser igual a un ángel. Con todo, Locke reconoce una serie de ?debilidades? de la personalidad que permiten concluir que un viviente humano es, con dificultades, solo en ocasiones también una persona. Tal discontinuidad hace que la persona sea episódica, voluble y carente de un fundamento sólido. La vida personal está dañada desde dentro y, pese a ello, la filosofía lockeana considera que solo dentro de una comunidad de personas es posible el placer y la justicia. La asociación básica de la filosofía de la persona es entre responsabilidad (forense) y personalidad, pero, una y otra vez, el Ensayo deja ver, pese a que no sea tal su propósito, el desfondamiento de lo personal.