EL DIARIO DE FÉLIX PLATTER, ESTUDIANTE DE MEDICINA EN MONTPELLIER (1552-1557)
ebook

EL DIARIO DE FÉLIX PLATTER, ESTUDIANTE DE MEDICINA EN MONTPELLIER (1552-1557) (ebook)

Editorial:
UNIVERSIDAD DE VALLADOLID
ISBN:
978-84-13-20020-0
Páginas:
124
Formato:
HTML5 - Streaming
Derechos eBook:
Acceso perpetuo
DRM
Si

A Jacques-Auguste de Thou (1553-1617) se le conoce como historiador, jurista y corredactor del edicto de Nantes (carta de libertad otorgada a los protestantes franceses), pero no fueron estas facetas las que le llevaron en Basilea a visitar el museo de Félix Platter. Allí llegó, como muchos, impulsado por la curiosidad científica. Para entonces, el mayor de los Platter, antiguo estudiante de medicina en Montpellier, se había ganado una gran reputación en su ciudad natal. No sólo era indudablemente el médico más famoso en ella, sino que incluso brillaba en el mundo académico, donde con el tiempo le habría de ser concedida la máxima distinción: el rectorado de la universidad. Su fama se había extendido rápidamente. Ricos burgueses extranjeros acudían a Basilea en busca de tratamientos nuevos y del consejo de un hombre que a partir de humildes orígenes había logrado alcanzar no sólo una posición social privilegiada, sino el respeto y admiración del mundo de la medicina, que veía en él a un innovador capaz de adentrarse en campos como el de la botánica, desconocidos en gran parte por los profesionales. Lo que de Thou vio entonces, después de pagar su entrada de un ducado, definía al hombre que había sido capaz de levantar aquel gabinete de curiosidades: monedas, fósiles, minerales, muchas plantas, peces disecados, innumerables mariposas pintadas del natural, incluso un asno salvaje y una marmota vivos. Todo un microcosmos elaborado a partir de una gran curiosidad aderezada con buenas dosis de meticulosidad y tenacidad. Fueron éstas mismas cualidades las que sin duda también estuvieron detrás del registro a cargo de Platter de todas las entradas al gabinete y del dinero que supusieron, del estudio de los casos de peste asistidos en Basilea (anotaciones hoy en día guardadas celosamente por la biblioteca de la Universidad), o del mismo diario del adolescente que partió para Montpellier para así forjarse un futuro que no estuviera presidido por las mismas penalidades que su padre había sufrido.