El engaño de las razas en una obra de madurez del etnólogo e historiador cubano Fernando Ortiz, a la vez que un libro capital del antirracismo antropológico. Fue publicada en 1946 cuando el autor contaba con 65 años. Ortiz desarrolló un combate antirracista a lo largo de toda su existencia en su juventud, había continuado manteniendo muchos caracteres de la jerarquización social y racial de la época colonial. Pero, Fernando Ortiz también había destacado los signos específicos que alentaban el combate antirracial: la transculturación cultural, entre lo español, lo africano y lo propiamente americano, que él había identificado con los destinos del tabaco, del azúcar de caña y de los tambores, que ahora se prefiguraban antesala de la mulatez. Esta sería una de las singularidades de la cubanidad. En ese camino, Fernando Ortiz es valorado como uno de los más firmes pilares de la cultura cubana. Esa especificidad adquiere, además, en su tiempo, en los albores del fin de la Segunda Guerra mundial, que había llevado al racismo a sus expresiones más delirantes, sobre todo con el experimento nazi, todo su sentido en el Caribe afrolatino y la Iberoamérica de sustrato portugués y español, que tendrán en la recién creada UNESCO un lugar central en el combate antirracial. Antropólogos, como Juan Comas, Arthur Ramos o el mismo Fernando Ortiz, pondrán a sus formaciones culturales como ejemplos del mestizaje y la hibridación, sea por la fuerza de las circunstancias sea por la voluntad política. Fernando Ortiz, distanciándose en esto del panhispanismo español mantendrá firmemente la americanidad de Cuba, pero sobre todo la base transcultural citada, que incluía la presencia nuclear de todo lo hispánico.