En 1713, tras dos siglos de dominación en Italia y los Países Bajos, el tratado de Utrecht ratificaba el desmembramiento de la Monarquía Hispánica y su repliegue hacia la península ibérica y el Atlántico. Pese que España parecía volver la espalda a Europa, miles de flamencos e italianos emprendieron el camino del exilio para permanecer bajo la sujeción del Rey Católico. Contra todo pronóstico, estos exiliados fueron constituidos en una poderosa élite política y militar que, a lo largo del siglo XVIII, influyó decisivamente en la militarización del gobierno de la monarquía. Partiendo del estudio de los flamencos, esta obra vincula la emigración hacia España de los antiguos súbditos con la profunda transformación de las lealtades políticas sufrida durante la Guerra de Sucesión. Analizando las trayectorias familiares de los exiliados, arroja luz sobre cómo los Borbones se apoyaron en colectivos de extranjeros para emprender sus reformas, facilitando la formación de una aristocracia militar que acabó volviéndose contra sus amos para conservar sus privilegios.