Cuando la oralidad era imperante, siete soldados de la Monarquía sintieron la necesidad de escribir sus autobiografías en la primera mitad del siglo XVII. Entre ellos, el capitán Alonso de Contreras, cuya obra, vital, cautivó a Ortega y Gasset. Con sus plumas retrataron al Imperio, del Mediterráneo al Índico. Esa fotografía del Leviatán -el Estado Moderno-, en sus años formativos, constituye el principal propósito de este libro, en un acercamiento pragmático, inmerso en la cotidianidad, jocosa o trágica. Se siguen vidas a «salto de mata», rescatando sus sueños y tropelías, restituyendo sus vivencias y, con ellas, las de una época, así como parte de la maquinaria imperial, cuando el sol se ponía sobre la Monarquía. Todo se ensarta, en definitiva, alrededor de dos preguntas. ¿Cómo se pasó de la espada a la pluma, otro ejercicio de esgrima? ¿Cómo las dos dibujan universos, de Italia a Filipinas, pasando por España, hacia 1600-1650?