Márquez Domínguez, Juan Antonio
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El confinamiento y posteriores secuelas de la pandemia covid-19 en España colocaron a la agricultura en una difícil situación, al no disponer de la mano de obra suficiente para las faenas del campo. No obstante, los agricultores fueron considerados como prioritarios y aseguraron la alimentación con estrategias de muy diversa índole. En los campos de España se esperaba la venida de jornaler@s de Marruecos, Rumanía, Polonia, Ucrania, Senegal que no llegaron. Algunos medios anunciaban que las cosechas iban a la ruina porque los agricultores buscaban desesperados 200.000 parados e inmigrantes y competían por los jornaleros. Especialmente faltaron trabajadores en las provincias de Albacete, Almería, Cuenca, Huelva, Lleida, Murcia y Valencia. Estas siete provincias, aunque suponían el 13% de la población activa de la nación, concentraban cerca del 30% de los activos en la agricultura española. El caso de la provincia de Huelva fue paradigmático porque, acostumbrada a recibir nutridos contingentes de personas, mediante la contratación en origen, pudo superar su ausencia. En la campaña 2019-20 se hicieron precontratos para la recolección de fresas y arándanos a más de 19.000 jornaleras procedentes de Marruecos, la mayoría, cerca de 12.000, no llegaron. En este contexto, con frecuencia, los agricultores susurraban la palabra orzowei, como estrategia de supervivencia empresarial.