Burdeles, moteles, habitaciones, coches, callejones o solares abandonados en que las mujeres son prostituidas no son casas de placer sino casas del miedo, un lugar donde otros eligen que uno sea nada, desaloje su cuerpo para que otro pueda ejercer poder sin límites ni testigos: la conciencia de la mujer prostituida debe escindirse, enmascararse tras una actuación dramática y esconderse. Este libro trae a nuestras manos historias de naufragios personales que raramente salen a la luz, relatos de violencia y sufrimiento que padecen, a diario, las mujeres prostituidas. El propio cuerpo de cada mujer prostituida se convierte en una casa del miedo. Miedo hasta de una misma. La violencia está omnipresente en todas sus formas, desde la violación hasta el secuestro, la drogadicción, intentos de suicidio o los abortos. La prostitución es la casa del miedo. Una y otra vez nos lo vamos a encontrar en las historias de exclusión y prostitución extrema que en esta investigación recuperamos del olvido. El lector que se adentre en la navegación por este río tenebroso va a contemplar el patetismo y crudeza del mal, pero también la invencible resistencia de la luz interior del ser humano, incluso cuando su llama ha sido una y otra vez quebrantada. La luz de la condición humana no se puede romper.