En el año 1752, gracias a las investigaciones del bibliotecario real
Juan de Iriarte y a las del fraile benedictino Martín Sarmiento, fue
posible localizar la partida bautismal de Miguel de Cervantes en el
primer libro de bautismos de la iglesia de Santa María la Mayor de
Alcalá de Henares. La trascripción del acta sería publicada y dada a
conocer un año después por Agustín Montiano y Luyando.
Sin
embargo, el descubrimiento por la misma época en Alcázar de San Juan de
una partida de bautismo de otro Miguel de Cervantes Saavedra, nacido en
1558, desató la controversia sobre la cuna de Cervantes y el año de su
nacimiento, ya que los defensores de esa acta pugnaron con los de Alcalá
sobre cuál de las dos partidas de bautismo debía ser declarada la
verdadera. En el debate tuvo que intervenir la Academia Española, la
cual falló definitivamente a favor de la ciudad complutense después de
haberse afianzado sus derechos con más documentos descubiertos por otros
investigadores que probaban, sin ninguna duda, el origen alcalaíno del
escritor.
Pese a ello, los defensores del acta de Alcázar de San
Juan nunca aceptaron el veredicto, iniciando desde finales del siglo
XVIII una feroz disputa que todavía hoy perdura, y cuyos alegatos para
desacreditar la partida de bautismo de Alcalá, han servido a otros
detractores en sus intentos de impugnar su legitimidad, entre ellos los
que recientemente tratan de probar un origen sanabrés y judeoconverso
para Miguel de Cervantes, sin aportar ni un solo documento que confirme
sus teorías.
En el libro, aparte de una revisión histórica de
todos los autores y obras publicadas hasta la fecha que han intentado
deslegitimar el acta alcalaína, se realiza un examen exhaustivo de los
alegatos de los detractores, en particular los de tipo paleográfico.
Para discutir y rebatir sus tesis, no solo nos valemos del estudio
histórico del primer libro de bautismos de Alcalá, del acta bautismal de
Cervantes y de la refutación crítica de todos los historiadores que nos
precedieron, sino también con la exposición en la obra de nuevos
argumentos de tipo iconográfico y paleográfico comparativos de la
partida.
La conclusión de este estudio confirma que los alegatos
de los detractores para desacreditar el acta alcalaína apenas han
variado durante los dos últimos siglos. Este dato, junto a la carencia
de algún apoyo testimonial fundamentado y la opinión adversa de la
crítica especializada, demostraría la pobreza argumental de sus
oponentes. Mientras nadie pruebe lo contrario con nuevos documentos, la
legitimidad de la partida de bautismo de Miguel de Cervantes de Alcalá
de Henares continuará sin poder ser discutida.