Desde siempre, el conocimiento ha constituido la gloria y la carga de ese extraño ser que es el hombre. Gracias a la capacidad de conocer, el mundo no se limita al estrecho ámbito en el que se mueve el ser humano. Su entorno lo constituyen todas las cosas, ni más ni menos. Pero esta capacidad de abrirse a todo tipo de realidades implica que el panorama de la vida humana es también complejo y problemático. Esta situación haría imposible la pervivencia del ser humano, si no fuera porque, junto a la capacidad de reflejar todo tipo de realidades, cuenta también con un conocimiento práctico que le resulta imprescindible para orientarse en el mundo.
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