Un rasgo distintivo de humanidad es el afán por
obtener representaciones de la naturaleza, tanto con una finalidad
meramente estética como de comprensión de la esencia misma de ella.
Desde las primeras obras artísticas que creó el hombre hasta nuestros
días encontramos, por ejemplo, pinturas que intentan representar el
medio natural y su relación con los hombres. En estas pinturas, vemos
que el autor, más que intentar reflejar la realidad, lo que pretende es
explorarla; identifica el sujeto a representar y focaliza la atención en
él, analizándolo y considerando, por separado, sus características más
notables. Esta ha sido la pauta seguida: reflejar en la obra artística
aquellos rasgos de la naturaleza que más han llamado la atención del
autor. Análogamente a la creación artística, en el ámbito de la creación
científica también se ha presentado tradicionalmente la necesidad de
obtener representaciones del mundo natural a fin de mejor comprender su
comportamiento.