NARDO ANTONIO, BANDOLERO
ebook

NARDO ANTONIO, BANDOLERO (ebook)

Editorial:
LINKGUA EDICIONES
Materia
Textos clásicos
ISBN:
978-84-9897-587-1
Páginas:
122
Formato:
HTML5 - Streaming
Derechos eBook:
Acceso perpetuo
DRM
Si

Nardo Antonio, bandolero. Antonio Mira de Amescua
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Suena música y salen Batistela, Leonelo, [Roselo] y Timbrio, soldados.)
Roselo: ¡Bravo recibimiento!
Leonelo: ¡Generoso!
Batistela: De Nápoles su esfuerzo acreditado,
que al conde de Miranda valeroso
muestra, en festín general [celebrado].
Puede llamarse el reino venturoso
con tal virrey, que a fuer de buen soldado,
hoy ha honrado con premios la milicia
mezclando la piedad con tal justicia.
Leonelo: A aquesta sala viene.
Batistela: Aquí veremos
más espacio el valor de su presencia,
a quien tan grande amor los más debemos,
claros indicios de su real clemencia;
y al buen amigo Nardo aguardaremos
en este puesto.
Roselo: Alcanza su presencia
de valeroso Alcides testimonio.
Leonelo: Es la flor de este reino Nardo Antonio.
(Sale el conde de Miranda y acompañamiento.)
Conde: Estoy como admirado, agradecido,
familia noble, de admirar festines,
y de haber cuidadosa prevenido
burlas a mayo con mentir jardines.
Parece que Amaltea, en el lucido
espacio de claveles y jazmines,
porque dure de Nápoles la fama,
copia fragante con amor derrama.
El mar, la tierra, a toda priesa mueven
dulce armonía, aquélla tremolando
banderolas al aire, a quien se atreven
lisonjeros bullicios, caminando;
sobre estotras, de fuego estrellas llueven,
que hasta el cielo al principio van volando
y después en los vientos desatadas
bajan del cielo al suelo despeñadas.
Pedazos arrancados de los vientos,
menuda arena, castigados, huellan,
y de airosos veloces movimientos,
descubiertas tal vez las piedras mellan.
Al freno humildes, al clarín atentos,
presumiendo poder, la tierra sellan,
y en cada asiento del compás menudo
de sus armas estampan un escudo.
Todo mueve a deleite, todo admira,
el mar del humo forma nubes densas,
oscura niebla que al caño respira,
paran las aves al rumor suspensas;
y como cuando el Sol al mar retira
hermosas luces, de temor defensas,
recelando tinieblas y temores,
así buscan el miedo entre las flores.

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