Desde que Sota, en 1956, se inventa (durante el desarrollo de las piezas para el proyecto complementario de obras de Esquivel, Sevilla) su peculiar código gráfico reflexionando sobre los espacios en cal, y hasta que en 1984 (por su jubilación como arquitecto-funcionario adscrito a la Dirección General de Correos y Telecomunicación) acaban sus continuos experimentos con el panel Formawall, el maestro siguió el consejo-dictum de Albert Einstein, dedicándose a "pensar todos los días un cuarto de hora, al menos, al contrario que sus colegas" -notablemente ampliado en su cuantía horaria-. Consiguió así llegar a inducir una arquitectura otra, siempre nueva, a partir del extrañamiento creativo promovido por las sugerencias y posibilidades abiertas por ciertos materiales y formas resistentes industriales novedosas -previamente buscados, medidos y sopesados-, constituyendo otro mas de los ricos filones argumentales que dicho arquitecto abrió y desbrozó para la cultura y la Razón Proyectual Técnica de la arquitectura. El presente Texto de Doctorado indaga, documentadamente, en la actitud dispuesta para tal maquinación (proyectual), concentrándose, finalmente, en la presentación de un proyecto-aventura, y una obra-proyecto tomada trasunto de dicha ACTITUD, elaborada entre los años 1980-1984, justo coincidiendo con su vuelta de USA, adelantándose a la "cultura de la duda" postulada por Enrico Mentana años después desde TG5.