La realidad compleja está constituida de una pluralidad de tiempos,
conectados unos con los otros según articulaciones sutiles y múltiples. La
historia, sea la de un ser vivo o la de una sociedad, no podrá jamás ser
reducida a la sencillez monótona de un tiempo único. La experiencia del tiempo
social, sobre el que se edifica el presente trabajo, no aparece como algo dado,
como algo natural, como el sucederse de las estaciones, o bien como algo
meta-social... El tiempo (social, se entiende) es un producto de la vida social
(y no al revés), más concretamente del conjunto de relaciones significativas,
de metáforas que representan el transcurso social.