Este tratado analiza y reflexiona sobre el proceder artístico y obra del pintor, escultor y grabador Agustín Ibarrola Goicoechea (Bilbao, 1930) en el ámbito de la historia social del arte. Con este fin, se enfocan las relaciones entre arte, política e ideología, planteando la hipótesis de que Agustín Ibarrola participa en la dimensión de "lo político" (Carl Schmitt, 1932) a través del arte, en el sentido marcado por las teorías sobre estética y política de filósofas/os posestructuralistas actuales como Chantal Mouffe y Jacques Rancière. Para ello, seguimos la trayectoria artística de Ibarrola en el marco de las denominadas "prácticas artísticas críticas" (Chantal Mouffe), que contribuirían a la creación y desarrollo de nuevas subjetividades y órdenes simbólicos, oponiéndose como una fuerza antagónica, tanto a la hegemonía cultural como a un supuesto arte apolítico. Planteamos, además, que el arte de Ibarrola tendría una capacidad intrínseca de modelar el marco social (Jacques Rancière) en relación con un momento y una sociedad determinados -el País Vasco desde mediados del siglo XX- y por lo tanto no se correspondería con un simple reflejo de la realidad. Se muestra como, durante más de setenta años de recorrido artístico, Agustín Ibarrola se implica en "lo político". Interviene personalmente como artista en la sociedad y desarrolla una amplia obra que no se limita a criticar o denunciar un estado de las cosas. "Lo político" en la práctica artística de Ibarrola se entendería como un compromiso social, con una dualidad antagonismo/agonismo que actúa de manera diferente en los distintos contextos históricos de dictadura y democracia.
