Este es un volumen misceláneo con un denominador común: la lírica del Siglo de Oro. Los trece primeros trabajos se ocupan de poetas y testimonios concretos, en orden cronológico. Los otros nueve, de temas también concretos, presentes en autores varios. De estos, los cuatro últimos no están limitados a la lírica, aunque este género reciba atención preferente. Si un gran libro es un gran mal, según la discutible sentencia de Calímaco, un conjunto de estudios sobre una cuestión amplia podría ser un mal menor, ya que permite ocuparse de un asunto sin tener en cuenta los demás. No obstante, nuestros 18 primeros capítulos pueden ofrecer un cierto panorama de la poesía áurea, desde los niveles más elevados (Garcilaso, Camoes) a los menos lucidos (Ibaso, Cornejo), y dejando en segundo plano poetas tan notables como Góngora y Quevedo, que han sido tratados en numerosos estudios, incluidos los nuestros.