Según viene señalando Zygmunt Bauman, la nuestra es una época de aceleración de la experiencia, de ‘imperio de lo efímero´, de ‘ascenso de la insignificancia´.
Pero, ¿qué ocurre con el arte? ¿Cuál puede ser su función cuando todo fluye?
¿Debe hacerse él mismo líquido? ¿Debe ser reflejo de su época? o ¿Debe dar fijeza y pausa, trazar tradiciones, plantar hitos, cargar los sentidos y seguir buscando lo duradero?