En El cielo que me tienes prometido los personajes que aparecen, convocados por la figura solitaria, excéntrica -y discutible- de Sebastián, van cayendo, como en una telaraña, en la reconstrucción de la historia de Eva. Una búsqueda casual en la que, tras el pretexto de una tesis sobre las -industrias de la guerra-, acabarán coincidiendo la Historia exterior, con toda la desolación del siglo, y el recorrido interior de la protagonista, desde su posición inicial de mera espectadora, escéptica frente a los recurrentes golpes de efecto de Sebastián, hasta instaurarse como punto de confluencia de las -simetrías extraordinarias- de las que la vida es capaz.
Historia de fragmentos que van conformando el mapa de los lugares de la infancia, la memoria y el despojamiento, El cielo que me tienes prometido es también la narración de los cambios de luz y de paisaje que acompañan las peripecias de los personajes. Una historia, en suma, en la que se minan las convenciones de la saga familiar para dar paso a los verdaderos, e intensos, protagonistas de toda historia escrita, esto es, el texto, la palabra.
Página actualizada el 10.3.2003
