El Código civil cubano es resultado de dos factores que la historia se ha encargado de hacer confluir en una experiencia única. De un lado, la tradición del Código civil español anterior a la Independencia; de otro, la Revolución. Cuba ha mantenido hasta casi el día de hoy la vigencia de cuerpos civiles y procesales que regían antes de 1889, y no dejaron de tener vigor en la excolonia, acaso cuando en España ya habían sido derogados y reformados. Y la modificación de estos viejos códigos legales no ha tenido su ocasión en la Independencia, ni en general en la inevitable modernización del Código, sino en la experiencia revolucionaria. Un Código civil clásico y colonial para un tiempo de Revolución. Este Código civil debe ser conocido y reconocido. Por los españoles, porque es lo mucho que nos une a él. Por los cubanos, porque dificultades de todo orden acaso han impedido que una colección de sus propias leyes pueda llegar a las manos del pueblo que usa y aplica estas normas.
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