Frente a quienes sostienen que la modernidad ha sido sobrepasada, Anthony Giddens afirma que nos hallamos en un período de -alta modernidad- en el que las tendencias anteriores en vez de debilitarse se radicalizan y universalizan. En su exploración de las consecuencias de la modernidad hace hincapié en los aspectos cultural y epistemológico: la institucionalización de la duda como consecuencia de la ruptura con la tradición, la intersección de fiabilidad y riesgo, seguridad y peligro, para llegar finalmente a un -perfil de riesgo- distinto en esencia de los imperantes en los órdenes premodernos.