Poco antes de escribir -La Cartuja de Parma- (L 5585), STENDHAL (1783-1842) adquirió -unos viejos manuscritos en tinta amarillenta- de los siglos xvi y xvii que le entregaron en vivo costumbres y personajes del Renacimiento y del posrenacimiento italianos. Pero lo que le interesaba de esas crónicas no era su valor puramente histórico, sino el mundo de pasiones enérgicas, amores tremebundos o tiernísimos y crímenes de alto bordo que sacaban a la superficie. Como refleja -Rojo y negro- (L 5585), Stendhal siempre se había se había sentido atraído por los beaux crimes, trágico resultado de amores desenfrenados y traicionados, de venganzas por ofensas al honor o de desmesuradas ambiciones. La traducción, adaptación y transformación que hizo de esas CRONICAS ITALIANAS (-La abadesa de Castro-, -Vittoria Accoramboni-, -Los Cenci-, -La duquesa de Palliano-, -San Francesco a Ripa-, -Vanina Vanini-, -Favores que matan- y -Suora Scolastica-) hicieron que pasaran a formar parte de su obra con los mismos merecimientos que sus grandes novelas.