Al término de la Guerra Civil había en España, en el seno del bando vencedor, posiciones discrepantes sobre la estrategia de política económica más conveniente para iniciar la reconstrucción del país devastado y ordenar la economía del futuro. En los dos polos opuestos se puede situar, por una parte, a quienes creían que el voluntarismo político era capaz de remover cualquier obstáculo y, por la otra, a cuantos consideraban que hay leyes económicas objetivas que imponen límites precisos a lo que es posible hacer. Los primeros representaban el triunfo de la Política y defendían posiciones autárquicas e intervencionistas. Los segundos, sostenían el dominio de la Economía, y la necesidad de acomodarse a sus principios más ortodoxos. A corto plazo pareció dominar la Política, pero las semillas de los economistas acabaron imponiéndose.
En el instituto de Estudios Políticos la Sección de Economía, creada por Ramón Carande, defendió el valor de las leyes económicas y fue un freno influyente frente a la difusión de las ideas opuestas. Los textos aquí recogidos de publicaciones del Instituto acreditan esa alineación. En el estudio introductorio el profesor y académico José María Serrano Sanz contextualiza el problema y hace un resumen detallado de aquellos debates.
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