Ignacio Amestoy (Bilbao, 1947) ha compaginado su actividad como dramaturgo con el periodismo. La noción de compromiso, aprendida durante los años de su formación universitaria y escénica, ha determinado su actividad periodística y teatral, ejercidas siempre desde la exigencia literaria, pero también cívica. Su obra dramática ha merecido numerosos premios, entre ellos el Lope de Vega en 1982 por -Ederra- y el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2002, por -Cierra bien la puerta-. La contundencia de su lenguaje, la adopción de criterios de modernidad teatral, la creación de personajes poderosos que llegan a adquirir una dimensión mítica están en consonancia con la elección de la tragedia como género y con la búsqueda de formas de ritualidad. Las dos obras que aquí se editan son dos textos muy diferentes, pero no exentos de coincidencias. -Ederra- es una tragedia poderosamente ritualizada y hermética. -Cierra bien la puerta- es una comedia dramática, cuyo lenguaje y personajes se acercan más a las formas del teatro realista. En ambas domina una similar percepción metafísica de la realidad, vigorosa y sugestiva, que tiene que ver con el pensamiento existencialista y con la irrenunciable noción de compromiso con la realidad. Ambas se suceden en un ámbito familiar donde las relaciones son extrañas, intensas e incluso agresivas. Las dos tienen a la mujer como principal protagonista.