Esta obra constituye una aportación a la historia cultural de España durante la primera década del franquismo. Concretamente, examina la política del libro a través de la legislación, las instituciones y organizaciones semioficiales, como Falange y Acción Católica. También aborda las consecuencias de la política económica autárquica sobre editores, impresores y libreros. Y, por último, partiendo del marco jurídico-administrativo, base del sistema bibliotecario del franquismo, analiza la realidad de las bibliotecas públicas. Qué servicios ofrecieron y en qué prácticas profesionales se sustentaron, en qué edificios se instalaron, quiénes las gestionaron, con qué financiación contaron, quiénes las utilizaron y qué leían.