La producción artística mexicana, en concreto el retrato, está fuertemente influenciada por el contexto histórico de la primera mitad del XIX en que surgió la nación mexicana. Gracias a hombres y mujeres, héroes, emperadores, políticos o simples ciudadanos se logró transformar el antiguo Virreinato de la Nueva España en la República Mexicana y fueron los protagonistas de esos retratos, realizados por artistas mexicanos, los que alimentan el imaginario nacional.