El presente trabajo no es más que un intento de reflexión sobre las incontables dificultades que los liberales encontraron durante el trienio para cambiar el orden poltico-institucional recibido, especialmente en el ámbito de la organización territorial y judicial. Partieron con la ventaja de tener un soberbio referente jurdico, la Constitución de 1812. Igualmente contaban con buena parte de las normas necesarias para su desarrollo. En consecuencia, pareca que su trabajo se deba limitar a que éstas recuperaran su vigencia, perdida tras el regreso de Fernando VII de su cautiverio. POr esta labora resultó ser insuficiente, pues, requirieron de otras actuaciones e instrumentos complementarios (no sólo jurdicos) que pudieran hacerlas viables, dado que, su aplicación en la práctica, deba sortear copiosos imprevistos...