Podemos aprender de Marcel Proust una forma de leer, entender y practicar la literatura que nos permita disfrutar del mundo combatiendo el pesimismo y la falta de ilusiones que generan en nuestro tiempo la enfermedad, la política, la educación, la religión, o incluso la amistad o el amor. A lo largo de estas páginas, identificaremos en Proust el prototipo social de la persona desencantada que, flotando en el mar de la ansiedad, decide ensimismarse en busca de los restos del naufragio para sobrevivir. Para comprenderlo mejor, le propondremos la compañía de uno de los pensadores que mejor ha interpretado el mundo desde el pesimismo, Arthur Schopenhauer. Veremos cómo acabará inventando entonces un sistema –en el sentido que le diera el sociólogo Niklas Luhmann–, una máquina literaria que le permitirá construir un refugio desubjetivado, desmaterializado y destemporizado en el que pueda por fin confiar y confiarse, es decir, donde pueda morir viviendo eternamente. En busca del tiempo perdido puede leerse como un proyecto inacabado, un texto infinito que invita a los lectores a conocerse a sí mismos, redactando su propia historia de vida. La mayéutica que despliega puede ayudarnos a conocernos mejor de una forma especialmente placentera, sabiendo usar la memoria involuntaria. En este libro se hace una lectura de Proust compatible con el humanismo en el siglo XXI, uno que nos ayude a sentirnos mejor en un mundo lleno de incertidumbres.
El presente libro fue finalista en una reciente edición del Premio Catarata de Ensayo.
