No parece que quepa, hoy en da, otra poesa que la que diga el hambre. Y el terror. La desolación y la extrañeza. Que lo diga para que nos reconozcamos en ello. En comunidad. Se ha dicho de Chantal Maillard que es una de las voces poéticas más intensas, honestas y radicales del panorama actual. Con esta antologa se nos ofrece una gua para transitar por una obra que aparte de exorcismo y bálsamo se quiere invitación al viaje. Maillard nos invita a traspasar los lmites de lo propio: fronteras territoriales, geográficas (India, Europa) y personales (las creencias, los saberes aprendidos), en busca de esa difcil compasión que pudiera devolvernos, con la conciencia de la común ignorancia, la unidad perdida.