Pensando al ser humano, la filosofía se ha dado cuenta de que la clave estaba no solo en su mortalidad, sino también en su identidad, y de una forma u otra, ambas conducían al mismo lugar: la temporalidad. Los dioses han sido eternos por su empeño en permanecer idénticos a sí mismos, pero los humanos somos un devenir. La eternidad ha sido para ellos una quietud extrema como la del primer motor o un eterno retorno como el que cantaba la musa Mnemosyne por boca de Homero; por su parte, nuestro devenir ha pasado de ser un segmento del eterno círculo a una línea ascendente abrazada a la aritmética. ¿Podrían ambos cruzarse para dar lugar a un pliegue? Sin duda que lo hicieron, pero durante siglos fue obviado el acontecimiento. Desde estas tres ideas del tiempo, aión, chrónos y kairós, este libro ensaya un genuino recorrido por la historia de la filosofía tratando de articular pensamientos tan complejos como los de Agustín de Hipona, Husserl, Heidegger y Bergson, Aristóteles, Kant y Newton, o Ricoeur, Deleuze y Žižek.
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