"David Hilliard mezcla las técnicas del nuevo documentalismo británico con un astuto juego -casi de prestidigitador- con el tiempo, para hacer de él una conjunción de elementos que nos descoloca y nos envía a un extraño presente. [... ) Hilliard es un autor de referentes que utiliza la imagen dentro de la imagen [... ), y en el universo espectacular de lo panorámico, de la visión del protagonista y sus accidentes" (Manuel Falces, El País).