El histórico Partido Republicano Federal desempeñó apenas un papel minúsculo en la alta política española de la II República; los seguidores de Pi i Margall, a pesar de todo, estuvieron organizados particularmente en una veintena de importantes poblaciones, la mayoría capitales de provincia. Su historia durante el Bienio Azañísta apareció marcada por los irreductibles antagonismos entre dos interpretaciones del ideario pimargalliano que, personificadas por José Franchy y Eduardo Barriobero, volvían sobre la dialéctica que enfrentó en el Sexenio democrático a benévolos e intransigentes. La lectura franchysta del Programa de 1984 fue netamente republicana, mientras la barrioberista pretendió a toda costa identificarse con el anarcosindicalismo. Este volumen aborda los pormenores de un republicanismo marginal en el tramo más trascendente y revelador desde que falleciera su artífice, temática hasta ahora inédita en la historiografía española.
