Paulo Freire, uno de los más significativos y destacados pedagogos del siglo XX, estuvo en Salamanca en el otoño de 1984, invitado por la Facultad de Pedagogía de la Universidad Pontificia, para regentar la cátedra extraordinaria -San José de Calasanz-. En esos días nos regaló tres conferencias, y mantuvo un encuentro abierto con los alumnos. La impresión por la presencia de Freire entre profesores y alumnos fue grande pues no es muy habitual tener paseando por pasillos y clases como uno más, a personas de reconocido prestigio y de calidad como él. Además, Freire se prestaba al acercamiento personal y al diálogo con asombrosa naturalidad. Paulo Freire murió en 1997, pero su palabra vive. Lo que enseñaba en sus conferencias, lo que había publicado en sus libros, lo vivía totalmente: es la práctica lo que valida el discurso y no al revés.á