GIDE / BARTHES. CUADERNO DE NIEBLA

GIDE / BARTHES. CUADERNO DE NIEBLA (Libro en papel)

Editorial:
MONTESINOS
Año de edición:
ISBN:
978-84-15216-18-6
Encuadernación:
Rústica
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André Gide (1869-1951) y Roland Barthes (1915-1980) fueron dos escrito res, cada uno en su tiempo, de obligada referencia. Aparentemente, se trata de dos gigantes cuyos intereses intelectuales, incluso sus viven cias, sus biografías, están muy alejados. José Benito Fernández, sin e mbargo, pone de relieve todo lo contrario.Las coincidencias son notabl es: ambos son coquetos; son tuberculosos, su salud quebradiza marcará su existencia. Son huérfanos de padre; tanto uno como otro se criaron entre mujeres y sus relaciones con la madre son muy estrechas. Los dos son homosexuales. Veneran a Walt Whitman. Están fascinados por la mús ica: desde muy temprana edad tocan el piano con mayor o menor destreza . Adoran a Schumann; ambos tenían pensado escribir un libro que jamás escribieron sobre el compositor alemán. La religión que les une es el protestantismo. Y lo que les divierte, el circo. El marxismo hizo mell a en ellos en algún periodo de su vida. Viajan, aunque no se puede dec ir que los dos sean viajeros pertinaces. Gracias al viaje, uno y otro sufrieron desengaños: Gide en un periplo por la URSS de Stalin y Barth es en otro por la China de Mao. Les unen todas las formas de placer; s on dos hedonistas que nos hablan de goce, de deseo, de sensualidad.And ré Gide, en 1924, publicó un volumen de artículos titulado Incidencias . Curiosamente, de Roland Barthes, después de muerto, apareció, en 198 7, Incidentes, un libro confesional sobre el placer y el goce. Los dos autores fueron mimados por el poder.El diario Combat, que tanto prest igió Albert Camus, en la década del cuarenta ofreció sus páginas a Gid e. También entonces un desconocido Roland Barthes publicó en sus págin as literarias, entre 1947 y 1951, sus trabajos iniciales, con su estil o denso -ay, su obsesión por el estilo, la misma que sufría Gide-. El primer texto visible de Barthes versó sobre el descarnado Diario de Gi de, pues en sus comienzos Roland Barthes trataba de imitar a su admira do André Gide.Las confluencias, los puntos en común, entre estos dos i ntelectuales que no llegaron a conocerse (Barthes sólo vio a Gide una vez, y de lejos) no acaban ahí. No se trata de vidas paralelas, pero s í puede decirse que en ellos se percibe el aliento de las mismas exige ncias, las mismas inquietudes, la misma honestidad, el mismo compromis o con la literatura y su verdad.