Estela conoce a Martyn, el ilusionista, en un tren. Más tarde deseará no haberlo hecho ¿O sí lo deseaba realmente?. Puede que su vida hubier a sido mucho más sencilla. Pero tal vez nunca se habría convertido en novelista ni habría sido testigo de las extraordinarias ilusiones de M artyn. Ni tampoco sentido que la ira se apoderaba de ella con fuerza. ¿Fue lisa y llanamente una historia de amor o un encaprichamiento evid ente que terminó en tragedia? ¿O todo eso junto? Siempre se ha alabado a Jennifer Johnston por su destreza sin parangón para evocar una situ ación o una relación con un trazo de pocas frases. En El ilusionista se ha superado a sí misma. Intrigante, inesperada y, al final, profund amente conmovedora es una novela sorprendente.