Que un hombre muerda a un perro puede ser el detonante de una noticia... o de una película. Cineastas e informadores comparten una misma pasión, la de describir la realidad de modo más o menos subjetivo, armando una narrativa que le dé un cierto sentido. Aunque no lo tenga. A su vez, los periodistas se han convertido en personajes centrales de muchas ficciones, ya sean profesionales tenaces enfrentados heroicamente a amenazadoras fuerzas corruptas o granujas manipuladores capaces de todo con tal de satisfacer su obsesión por la fama, la exclusiva y el titular. El cine ha contribuido a modelar el estereotipo asociado a todos ellos, testigos necesarios que a menudo acaban implicados hasta el fondo. Desde los galanes de traje y corbata, con su identificación prendida en el ala del sombrero, hasta los blogueros que retozan en ese nuevo campo sin puertas llamado internet, este libro repasa cincuenta de las mejores películas sobre prensa escrita, radio y televisión; historias de grandes logros, dilemas deontológicos y miserias cotidianas. ¡Que no paren las rotativas!