Este libro aborda el paisaje del naranjal valenciano, que se desarrolla desde finales del siglo XVIII hasta la década de los años treinta del siglo XX sobre la llanura litoral comprendida entre la Plana de Castellón y la Safor. El naranjo ha sido conocido en tierras valencianas como árbol de jardín, presente en huertos periurbanos, donde era muy admirado por sus cualidades estéticas. La confluencia de una serie de factores, tales como la revolución en los transportes o la aplicación de la máquina de vapor para el riego, entre otros, hizo posible que a partir del último tercio del siglo XIX el naranjal comenzara una rápida expansión, dados los elevados beneficios que proporcionaba.
Se analiza la evolución del huerto jardín valenciano, donde el naranjo convivía con otras especies, hacia el tipo ideal de huerto burgués, donde pasó a ocupar toda la superficie en régimen de monocultivo, en función de criterios de rentabilidad económica . Aunque conservó aquella vertiente estética que tuvo como árbol de jardín, que se manifiesta en cualquier rincón del vasto país del naranjo, y que incluso se ve incrementada al asociarse con la elevada rentabilidad.
Estas circunstancias explican que el naranjal disfrutara de una gran valoración estética por parte de la literatura, la pintura o la fotografía. Sus miradas se centran en los pueblos del corazón de la Ribera, en donde se encuentra el paisaje de los huertos por excelencia. Todas contribuyen a formar la imagen de un gran vergel productivo, que se difundió por todas partes y que llegó a convertirse en uno de los símbolos representativos de la identidad valenciana.
