Estamos ante un trabajo interesante y valioso para quienes estamos empeñados en tareas educativas y formativas. Ante el riesgo de que la salud se deshumanice por la tecnificación de la asistencia o por la fragmentación de las prioridades del sistema, estas páginas pueden ser una buena herramienta para plantear la humanización en toda su complejidad. También para despertar ante sociedades modernas que tienen a plantear los problemas de salud únicamente en términos de medicalización, psicologización o atomización de los problemas. Son páginas para aprender a cambiar las luces de la formación que estamos impartiendo y hacernos ver que no siempre podemos ir con las luces cortas con las que solo vemos los problemas inmediatos, sino que debemos aprender a utilizar las luces largas para afrontar con cierta perspectiva y voluntad educativa la humanización de la salud en el siglo XXI.
Del prólogo de Agustín Domingo Moratalla